El ángel de la guarda es una figura muy interesante en el catolicismo. Es una entidad sobrenatural que nos acompaña a lo largo de la vida. Gracias a ella, podemos enfrentarnos a ciertos momentos de la vida con sencillez y menos preocupaciones. Desde Promosant queremos dedicarle un espacio a esta figura que ha estado tan presente en la vida de los católicos desde hace siglos.
¿En qué consisten los ángeles de la guarda?
Los ángeles de la guarda existen para protegernos, guiarnos y asistirnos durante toda nuestra vida. Cada persona tiene uno asignado por el propio Dios y estará con nosotros tanto en el mundo terrenal como en el espiritual. Llevan existiendo desde la creación del hombre y la mujer, a quienes ofrecen una presencia protectora y en la que pueden confiar.
Sin embargo, la interpretación de sus actividades y propósito ha ido variando con el paso de los años. En un primer momento, era una figura muy relevante, tanto que aparecía en numerosos escritos que nos han dejado los cristianos primitivos. Estas personas depositaban en los ángeles de la guarda una profunda confianza y esperanza.
Con el pasar de los siglos, su importancia ha disminuido sensiblemente, algo que queda patente en la devoción que se les profesa. Pese a que la tradición persiste, se tiende a pensar que los ángeles tienen predilección por los niños. Dada la situación de los pequeños, quienes aún no conocen el funcionamiento del mundo y la sociedad, necesitan una protección adicional, así como guía y consuelo.
¿Qué implica tener un ángel de la guarda?
Sus implicaciones son muy profundas y se dejan notar en el día a día. Una de las más destacadas es su contribución a que se confíe en la providencia divina. Son una muestra de que Dios se preocupa de sus hijos (incluso de los que no creen en Dios), cuyo cuidado pormenorizado deja en seres de su máxima confianza. De manera constante, trata de ayudar activamente proporcionando orientación y protección a través de los ángeles.
Además, ayudan a establecer una conexión íntima entre cada creyente y el mundo espiritual. Al fin y al cabo, todos estamos protegidos desde que nacemos por un ángel. Por tanto, pese a estar en el plano terrenal, contamos con una vía directa con la divinidad. Esto ayuda a fortalecer la fe en los peores momentos, ya que nunca nos encontramos desamparados.
La existencia de los ángeles también ejerce una influencia sobre la moral y los actos que realizamos. Su guía se deja notar, con cierta elegancia, a la hora de tomar ciertas decisiones. Su intención es la de orientar nuestras obras a que sean virtuosas y a que generen un impacto positivo en los demás. Gracias a su labor, nos podemos convertir en miembros valiosos de la comunidad, a la que tratamos de aportar algo mediante buenas acciones.
¿Deciden los ángeles de la guarda por nosotros?
Es normal que podemos tener esta duda al estar tan cerca de nosotros. Sin embargo, su función no es la de decidir por la persona a la que protegen, sino que se limitan a guiar. Es decir, es un tutor que, con elegante discreción, trata de llevarnos por el buen camino. Puede que no lo consiga en todas las ocasiones, pero no por ello va a desistir en su labor.
Al aconsejarnos, trata de orientarnos para que nuestra vida sea cristiana y para que alcancemos la salvación llegado el momento de nuestra muerte. Estará a nuestro lado en las situaciones difíciles y en las batallas del día a día para insuflarnos la fuerza que necesitamos para afrontarlas de manera correcta.
Gracias a un ángel de la guarda, recibimos la protección y guía del Señor. Contamos con una entidad que vela por nosotros, nos asiste y se preocupa por el rumbo que toma nuestra vida. Sin importar lo que pase, estará cerca con su apoyo incondicional.
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