El portal de Belén es uno de los elementos más icónicos de la Navidad y está presente en hogares, iglesias y plazas de todo el mundo. Esta representación del nacimiento de Jesús no se limita a ser parte de la decoración festiva: es una tradición profundamente arraigada en la fe cristiana y en la historia de la salvación. Pero, ¿por qué ponemos el portal de Belén en Navidad? ¿De dónde viene esta costumbre y qué simboliza? Como fabricantes de artículos religiosos, queremos aprovechar este espacio para responder a esas y otras muchas preguntas.
¿Cuál es el origen del portal de belén?
La tradición de montar el portal de Belén en nuestros hogares tiene un origen religioso que se remonta a la Edad Media. Aunque existen varias teorías sobre el comienzo de esta costumbre, una de las más aceptadas señala a San Francisco de Asís como el pionero, ya que en 1223, en la ciudad italiana de Greccio, con el permiso del Papa Honorio III, recreó el nacimiento de Jesús con figuras vivas, animales reales y una cueva, con el objetivo de acercar a los fieles al misterio de la Navidad de manera visual. Quería que la gente experimentara de cerca la humildad y simplicidad del nacimiento de Cristo, y ese primer belén «viviente» tuvo un gran impacto.
Con el paso de los años, esta recreación del nacimiento de Jesús comenzó a realizarse con figuras en lugar de personas y animales reales, y la tradición se extendió rápidamente por toda Europa y luego por el mundo. Para los cristianos, el portal de Belén es una manera de representar y recordar el momento en que Dios se hizo hombre a través del nacimiento de su Hijo Jesucristo. Montar el belén en Navidad es, por tanto, una forma de recordar el misterio de la Encarnación, de celebrar el amor de Dios por la humanidad y de unirnos más profundamente a los valores de la Navidad: humildad, amor y esperanza.
El portal de Belén y su significado religioso
Desde un punto de vista religioso, el portal de Belén representa el centro del mensaje navideño: el nacimiento del Salvador. Este evento es uno de los misterios fundamentales de la fe cristiana. El hecho de que Jesús haya nacido en un establo, en condiciones de extrema pobreza, revela el profundo significado de la humildad y la entrega divina ya que Dios no escogió nacer en un palacio rodeado de lujo, sino en una cueva sencilla, acompañado de animales. Esto nos enseña que la grandeza de Dios se manifiesta en la humildad y el servicio, y que Cristo vino al mundo no solo para los ricos o poderosos, sino especialmente para los más pobres y necesitados.
El portal de Belén, con sus figuras tradicionales, es también una representación física del relato bíblico narrado en los Evangelios de Mateo y Lucas, los cuales relatan el nacimiento de Jesús, la adoración de los pastores y la llegada de los Reyes Magos. Este acontecimiento marca el inicio de la vida de Jesús en la Tierra, y cada elemento del belén nos invita a reflexionar sobre su importancia teológica y espiritual.
El pasado histórico y bíblico del portal de Belén
La historia del nacimiento de Jesús está narrada principalmente en el Evangelio de Lucas (Lc 2:1-20) y el Evangelio de Mateo (Mt 2:1-12). Según las Escrituras, María y José viajaron desde Nazaret hasta Belén, debido a un censo ordenado por el emperador romano César Augusto. Al llegar a Belén, no encontraron lugar en ninguna posada, por lo que se refugiaron en un establo, donde María dio a luz a Jesús y lo colocó en un pesebre.
El anuncio del nacimiento fue hecho por ángeles a unos pastores que cuidaban sus rebaños, y estos, llenos de alegría, fueron los primeros en adorar al recién nacido. Tiempo después, según el relato de Mateo, los Reyes Magos – de los que hemos hablado recientemente en este mismo blog -, guiados por una estrella, llegaron desde Oriente para rendir homenaje al Niño Dios, trayendo consigo regalos de oro, incienso y mirra. A nivel histórico, se cree que la tradición de representar el nacimiento de Jesús en un establo o cueva está inspirada en costumbres locales de Palestina, donde las viviendas solían tener anexos para albergar animales.
¿Cuáles son las figuras más importantes del Belén?
Si estás pensando en poner el Belén este año pero no tienes mucho espacio para hacerlo, vamos a destacar algunas de las figuras principales que no pueden faltar debido a que tienen un simbolismo más profundo que otras:
1. El niño Jesús
El centro de todo portal de Belén es, por supuesto, el Niño Jesús. Su figura representa a Dios hecho hombre, la Encarnación, el misterio central de la Navidad. Generalmente, la imagen del Niño se coloca en el pesebre la noche del 24 de diciembre, simbolizando su nacimiento.
2. La Virgen María
María, la madre de Jesús, es una figura clave en el portal. Su papel no es solo como madre biológica, sino como la Madre de Dios, quien aceptó con humildad y fe el plan divino. Su presencia en el belén nos recuerda la obediencia y confianza total en Dios.
3. San José
San José, el padre adoptivo de Jesús, es el protector de la Sagrada Familia. Representa la figura del padre que cuida y protege a su familia con amor, dedicación y fe. Su presencia en el belén simboliza la importancia de la familia en el plan de Dios.
4. Los pastores
Los pastores son los primeros en llegar a adorar al Niño. Simbolizan a los humildes y sencillos, que son los primeros en recibir la buena noticia del nacimiento del Salvador. En el belén, los pastores representan la apertura del corazón humano al mensaje de Cristo, independientemente de su condición social.
5. Los Reyes Magos
Los Reyes Magos, representados tradicionalmente por tres figuras que traen regalos de oro, incienso y mirra, simbolizan la adoración de Jesús por todas las naciones. Ellos no solo representan la sabiduría y la nobleza, sino que sus regalos simbolizan el reconocimiento de la realeza, la divinidad y el sacrificio futuro de Jesús.
6. El ángel
El ángel en el belén es el mensajero divino que anuncia el nacimiento de Cristo a los pastores. Su presencia simboliza la intervención divina en la historia humana, y su mensaje de «paz en la tierra» es uno de los temas centrales de la Navidad.
7. El pesebre
Como decíamos al comienzo de este artículo, el pesebre, donde se coloca al Niño Jesús, es un símbolo de la humildad en la que Cristo llegó al mundo. Nacido en un establo, colocado en un pesebre entre animales, el pesebre es un recordatorio de que Jesús vino para todos, especialmente para los pobres y los marginados.