Los orígenes de la Navidad como celebración cristiana se remontan al siglo III de nuestra era. El término proviene del latín nativitas, cuyo significado es «nacimiento». Por lo tanto, es una efeméride en la que la Iglesia católica conmemora el alumbramiento de Jesucristo en Belén. Desde Promosant queremos hablar sobre la historia de la Navidad para que conozcas todos los detalles de estas fiestas.
Sexto Julio Africano, en el año 221, nos ofrece el primer testimonio indirecto en Chronographiai, donde se refleja que la natividad de Cristo tuvo lugar el 25 de diciembre. Sin embargo, es en el calendario litúrgico filocaliano del año 354 cuando aparece la primera referencia directa de su celebración.
El 25 de diciembre, un día marcado en la tradición occidental
El profeta Daniel de San Hipólito, en un escrito publicado entre los años 203 y 204, ya había realizado una primera mención en la que apuntaba el 25 de diciembre como el origen de la Navidad católica. «La primera venida de Nuestro Señor en la carne [en la que fue engendrado], en Belén, sucedió [el 25 de diciembre, el cuarto día] durante el reinado de Augusto [el cuadragésimo segundo año, y] en el año 5500 [desde Adán]».
A partir del siglo IV, un gran número de testimonios señalan este día como la fecha en la que María trajo al mundo al Salvador. Estos son comunes en la tradición occidental, mientras que en la oriental ha prevalecido el 6 de enero desde entonces. En cualquier caso, son muchas las fechas que se han propuesto debido a la incertidumbre que rodea a este acontecimiento divino.
La influencia de las fiestas paganas
Así, por ejemplo, Clemente de Alejandría sugirió en sus escritos el 18 de noviembre, mientras que los Padres Basilianos festejaban la llegada al mundo de Jesús y la visita de los Reyes Magos de Oriente entre el 6 y el 10 de enero. Muchas teorías asocian la celebración de la Navidad a los festejos por el solsticio de invierno y también a las fiestas denominadas Saturnales, de tradición pagana y tan arraigadas en el Imperio romano.
El año 354 y otras fechas claves
Tal era el éxito de estos festejos que, en el año 350, el papa Julio I solicitó que comenzaran a tomarse como la referencia para conmemorar el nacimiento de Cristo. Se especula con la idea de que, aunque imperaba la creencia de que había nacido en primavera, tomó este día con la intención de convencer a los paganos romanos para su conversión al cristianismo.
Sin embargo, no fue hasta el año 354 cuando el papa Liberio, influenciado por san Gregorio Nacianceno y san Juan Crisóstomo, celebró por primera vez esta fiesta católica un 25 de diciembre. Esta fecha se fue difundiendo por todo el mundo cristiano con celeridad: en el norte de África alrededor del año 360, en Constantinopla el 380, en España en torno al 384 y en Antioquía alrededor del 386.
La Navidad como fiesta oficial del Imperio romano
Tan extendida llegó a estar que, en el 440, el papa León Magno estableció el 25 de diciembre como fecha oficial para la conmemoración del alumbramiento de Cristo. En el 529, el emperador Justiniano la declaró como la fiesta oficial del imperio. Desde entonces, se ha mantenido y ha ido evolucionando hasta la celebración que conocemos en nuestros días. De hecho, el Papa Benedicto XVI hizo mucho por llevar la Navidad y los Reyes Magos a los creyentes de todo el mundo.
El significado espiritual de la Navidad para los cristianos
Como hemos dejado claro a lo largo de este post, la Navidad es mucho más que una festividad llena de luces, regalos y reuniones familiares. Para los cristianos, su significado espiritual se centra en el misterio de la Encarnación: el momento en que Dios, por amor a la humanidad, tomó forma humana en la persona de Jesucristo. Este evento, celebrado cada 25 de diciembre, simboliza el cumplimiento de las promesas divinas y marca el inicio de la salvación para todos los creyentes.
La humildad con la que Jesús vino al mundo es el mensaje que destaca por encima del resto cuando hablamos de este día. Nacido en un establo, en medio de la pobreza y lejos de los lujos terrenales, su nacimiento nos recuerda que la grandeza divina no se encuentra en el poder o las riquezas, sino en el amor, la entrega y la humildad y es algo que representamos todas las navidades mediante el Belén.
La Navidad también habla de esperanza. Jesús, como «Luz del mundo», vino a disipar las tinieblas del pecado y a abrir un camino de reconciliación entre Dios y los hombres, algo es especialmente significativo para los creyentes, quienes ven en el nacimiento de Cristo una oportunidad para renovar su fe, perdonar y ser perdonados, y comprometerse con los valores del Evangelio. Para los cristianos, la Navidad no es solo una conmemoración, sino una invitación a vivir con el mismo espíritu de entrega y amor que Cristo encarnó. Es una época para reflexionar sobre cómo podemos ser instrumentos de paz, esperanza y caridad en un mundo que tanto lo necesita.
Símbolos navideños y su significado religioso
Los símbolos que acompañan a la celebración de la Navidad tienen una profunda carga espiritual y están estrechamente ligados a la tradición cristiana. Aunque algunos tienen orígenes paganos que fueron adaptados al cristianismo, todos han adquirido un significado que apunta al mensaje central de la Navidad: la llegada de Cristo como Salvador del mundo.
El árbol de Navidad
El árbol de Navidad, que en sus inicios fue un símbolo pagano asociado al ciclo de la vida, fue adoptado por los cristianos como representación del árbol de la vida eterna que ofrece Jesús. Su forma triangular se asocia con la Santísima Trinidad, y su verdor perenne simboliza la esperanza y la vida que nunca termina. Decorarlo con luces y estrellas recuerda que Jesús es la luz que ilumina las tinieblas y guía a la humanidad hacia la salvación.
Las luces
Las luces navideñas también tienen un significado espiritual que va más allá de su belleza decorativa. Como parte de la historia de la Navidad, las luces representan a Cristo como la «Luz del mundo» y, por lo tanto, encender luces en las casas y calles durante la Navidad simboliza la alegría que trae el nacimiento del Salvador y nuestra misión como cristianos de ser «luces» en la vida de los demás.
La estrella de Navidad
La estrella que se coloca en la cima del árbol o como parte del belén simboliza la estrella que guió a los Reyes Magos hasta el lugar del nacimiento de Jesús. Es un recordatorio de que Dios siempre guía a quienes lo buscan con sinceridad, y de que está presente incluso en los momentos de mayor oscuridad.
Las coronas de Adviento
Antes de Navidad, las coronas de Adviento, adornadas con velas, preparan a los cristianos para la llegada de Jesús. Cada vela encendida simboliza una semana más cerca del nacimiento del Salvador y representa la esperanza, el amor, la alegría y la paz que trae al mundo.
En definitiva, el hecho de celebrar la Navidad el 25 de diciembre se fundamenta en tradiciones tempranas del cristianismo. Aunque existen numerosas revisiones por parte de diversos historiadores y un sinfín de teorías y propuestas, algunas de las cuales hemos destacado en este artículo, el origen de esta festividad cristiana y la fecha que ha mantenido la Iglesia católica para su celebración están legitimados.