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Estas últimas semanas se está hablando mucho sobre la elección de un nuevo Papa ahora que la salud del Papa Francisco es delicada. La elección de un nuevo Pontífice es uno de los eventos más importantes y solemnes dentro de la Iglesia Católica y se lleva a cabo mediante un cónclave en el Vaticano, donde los cardenales se reúnen para seleccionar al sucesor de San Pedro. Como tienda religiosa online, desde Promosant queremos detallar cómo se desarrolla este procedimiento y resolver todas las dudas que puedas tener.

¿Qué es el cónclave y cómo funciona?

El término «cónclave» proviene del latín cum clave, que significa «bajo llave». Hace referencia al encierro al que se someten los cardenales electores en la Capilla Sixtina durante el proceso de elección del nuevo Pontífice. Esta práctica se instauró en el siglo XIII para evitar influencias externas y asegurar una elección libre y espiritual.

El cónclave se inicia tras la declaración de la Sede Vacante, ya sea por el fallecimiento o la renuncia del Papa. Los cardenales menores de 80 años son convocados a Roma para participar en este proceso. Antes de ingresar a la Capilla Sixtina, asisten a una misa especial conocida como Pro eligendo Pontifice. Una vez dentro, prestan juramento de mantener el secreto absoluto sobre las deliberaciones y de no recibir influencias externas. Tras el juramento, se ordena la salida de todas las personas ajenas al cónclave con la tradicional expresión «¡Extra omnes!» y se cierran las puertas.

¿Cómo se elige al Papa?

¿Cómo se elige al Papa? El proceso de votación

La elección del nuevo Papa se realiza mediante votaciones secretas. Cada cardenal escribe el nombre de su candidato en una papeleta y la deposita en una urna situada sobre el altar. Para que un candidato sea elegido, debe obtener una mayoría de dos tercios de los votos. Si no se alcanza esta mayoría, se realizan hasta cuatro votaciones diarias: dos por la mañana y dos por la tarde. Después de cada ronda de votación sin resultado, las papeletas se queman junto con sustancias químicas que producen un humo negro, conocido como fumata negra, indicando al exterior que aún no hay una decisión.

Si tras varios días no se logra un consenso, se pueden introducir pausas para la oración y la reflexión, buscando la guía del Espíritu Santo en la elección. Una vez que un candidato obtiene la mayoría requerida y acepta su elección, se procede a la quema de las papeletas con sustancias que generan humo blanco, la fumata blanca, señalando al mundo que un nuevo Papa ha sido elegido.

La fumata blanca: señal de un nuevo Papa

La fumata blanca es el signo externo más reconocido de la elección de un nuevo Papa. Se produce al quemar las papeletas de la votación exitosa junto con sustancias que generan humo blanco. Esta señal, que emana de la chimenea de la Capilla Sixtina, anuncia a los fieles congregados en la Plaza de San Pedro y al mundo entero que la Iglesia tiene un nuevo líder. Posteriormente, el cardenal protodiácono proclama el tradicional Habemus Papam desde el balcón de la Basílica de San Pedro, presentando al nuevo Pontífice a la comunidad.

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¿Quiénes pueden ser elegidos como Papa?

Aunque, en teoría, cualquier varón bautizado puede ser elegido Papa, en la práctica, los cardenales suelen seleccionar a uno de entre ellos. Esto se debe a que los cardenales son los colaboradores más cercanos del Papa y poseen un gran conocimiento de las necesidades y desafíos de la Iglesia. No obstante, ha habido casos históricos donde se ha elegido a personas fuera del Colegio Cardenalicio. En estos casos, si el elegido no es obispo, debe ser ordenado como tal inmediatamente antes de asumir el pontificado.

La elección del nombre papal

Una vez aceptada la elección, el nuevo Papa elige el nombre con el que será conocido durante su pontificado. Esta tradición se remonta al siglo VI, cuando el Papa Juan II adoptó un nuevo nombre al considerar que su nombre de nacimiento, Mercurio, era inapropiado por su connotación pagana. El nombre elegido suele reflejar una inspiración espiritual o un homenaje a papas anteriores. Por ejemplo, el Papa Francisco tomó su nombre en honor a San Francisco de Asís, simbolizando su compromiso con la humildad y la pobreza. Cada Papa tiene libertad para elegir su nuevo nombre y honrar con el a figuras clave de la historia de la religión cristiana.

Ahora que ya hemos resuelto las dudas sobre cómo se elige al Papa de la Iglesia católica, solo queda seguir confiando en el Conclave como hemos hecho siempre en el pasado.